"Estas vacaciones, viaje al infarto y el estrés"

Normalidad en el aeropuerto de Barcelona en una jornada marcada por huelgas / Ricard Cugat/Vídeo EFE

Soy uno de los miles de pasajeros que hemos sufrido y estamos sufriendo todas las deficiencias y la mala organización de los aeropuertos españoles. Llegas a las cinco de la mañana (dos horas antes de la salida de tu vuelo), y no sirve de nada, porque al llegar a la terminal te encuentras con unas largas y kilométricas colas para facturar. No hay personal que te informe y ya no digamos que ponga orden a tanto desastre. Vas viendo que pasan los minutos y las horas y que se acerca la hora de salida de tu avión, y aún estás muy lejos de los mostradores, y el estrés y el nerviosismo se apoderan de ti. Cuando lo consigues (ya solo faltan unos minutos y aún estás muy lejos de la puerta de embarque), entonces viene la segunda parte de los problemas. Pues, aunque no llevas ninguna maleta (ya la facturaste), has de pasar el control de seguridad, otro obstáculo más, porque en vez de organizar unas colas para los que llevan maletas de cabina y otras para los que solo llevan un bolso o una pequeña bolsa, todo anda mezclado y sin orden ni concierto. Hay personas a las que tiran atrás una y otra vez por su maleta, y se cuelan una y otra vez, sin que tu cola avance, y te va entrando el miedo, el estrés y la desesperación al ver que ya han embarcado los pasajeros de tu vuelo y tú sigues ahí sin pasar los controles. Y luego, viene la carrera; sí, carrera, de la puerta 24, la que hay frente al control, hasta la 64 que es la de tu vuelo. Corriendo como un loco por los interminables pasillos de la terminal 1 de El Prat, y si no mueres de infarto y de estrés o de los nervios, y tienes suerte, igual llegarás a tiempo para subir a tu avión. Pero si has tenido la mala suerte de perder tu vuelo (de tu viaje de siete días por Europa), entonces y luego de todos los sudores y soponcios que te han dado, te harán pagar 250, 400 o 500 euros de más por el mismo vuelo, a otra hora del día o del siguiente y habrás perdido tu viaje. Y no por tu culpa, si no por el caos generalizado y permitido de las compañías de vuelo.