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Una sociedad más preocupada por su imagen que por su intelecto

Para estrenar la nueva tecnología en Cuba se han seleccionado clientes que habitualmente consumen al menos 2.5 gigas (GB) en esta área durante un mes.

Para estrenar la nueva tecnología en Cuba se han seleccionado clientes que habitualmente consumen al menos 2.5 gigas (GB) en esta área durante un mes.

Einstein ya había sentenciado que "el día en que la tecnología sobrepase nuestra humanidad, el mundo solo tendrá una generación de idiotas". Más de un siglo después y llegados a la era tecnológica, me pregunto: ¿compensa poseer todas las respuestas a golpe de clic si el exceso de información no permite a nuestro cerebro asimilarla y mucho menos disfrutarla?

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Este artículo no es en absoluto una apología a la vida sin electrónica, sino más bien una invitación a la reflexión sobre la cantidad de horas que perdemos frente a toda esta maquinaria y el erróneo uso de los recién llegados teléfonos móviles; en especial, del contenido multimedia y plataformas que visitamos a diario.

El problema no sería aprender o interactuar con usuarios que comparten sus estilos de vida. El problema es la toxicidad, celos y frustración generados por no alcanzar la perfección estereotipada impuesta o una determinada cifra de likes. Aterrador es insultar y acosar desde el anonimato u odiar por defender ideologías opuestas.

¿Frustración? ¿Incertidumbre? No hay cabida para la debilidad o preocuparse por sujetos universales como el futuro de nuestro país. Buscamos ser diferentes y criticamos a quién se inicia en un proyecto poco común; pero si triunfa le soltamos un "yo creí en ti". Valores como la amistad o el amor deberían ser totalmente desinteresados y sin embargo se gestan por conveniencia. Aberrante es también la propia gestión y condiciones de las redes; el escándalo que supone lo natural de un cuerpo pero la indiferencia ante la violencia o el maltrato.

Independientemente de todo este compendio de actitudes, me apena como observar queda relegado a un segundo plano, ya que la prioridad es presumir. Construyendo una sociedad más preocupada en su imagen que en su intelecto, más interesada en resultar deseable que respetable o que antepone responder mil mensajes a diez amigos verdaderos. Veo gente, pero cada vez me cuesta más distinguir personas.

¿Y tú, qué ves a través de tu pantalla?

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