"Una residencia geriátrica no es un hotel ni un hospital"

El papel de los sanitarios de la atención primaria para preservar la salud de los residentes, mejorar sus cuidados, hacer seguimientos de sus patologías crónicas y promover hábitos de vida saludable es esencial que se mantengan en la era poscovid. Hasta ahora se ha demostrado que, salvo excepciones, este trabajo ha brillado por su ausencia, limitándose a autorizar recetas prescritas por médicos de la plantilla de la propia residencia, o de otros médicos de mutuas privadas incluidos en las pólizas de algunos residentes, sobretodo en las privadas.

Muy pocas residencias disponen de plantilla de sanitarios con horario de jornada completa, la mayoría no disponen de las historias clínicas ni tienen planes de salud bien definidos. Lo único que parecía preocuparles era el poder disponer de los fármacos y material sanitario fungible, sin realizar las revisiones médicas y controles de salud adecuados de las diferentes patologías crónicas. Tan solo solventar las situaciones de urgencia o emergencia derivando a hospitales. Es intolerable que en la etapa de la vida de un ser humano en la que más privado está de buena salud los cuidados sean insuficientes.

No se puede seguir permitiendo que un anciano que vive en su domicilio particular esté mejor atendido por sanitarios que si hubiesen estado en una de estas residencias. Una residencia geriátrica no debe ser un simple hotel con diferentes estrellas en función de los servicios que ofrece, ni del coste que supone tanto para las familias como para el sistema. Tampoco debe ser un hospital, de ahí el gran papel fundamental de la atención primaria para conseguir una Sanidad igual para todos los ancianos, estén donde estén, e independientemente de su nivel socioeconómico. Los sanitarios de la atención primaria reivindicamos seguir asumiendo estas tareas, y para eso el Sistema debe reforzar los recursos humanos y materiales de la atención primaria. Por una sociedad más justa y mejor con nuestros mayores.