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Trump: La victoria de la 'post-verdad'

El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, en un acto de campaña.

El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, en un acto de campaña. / REUTERS / CARLO ALLEGRI

Emilio Ferrer

Desde la elección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos, se ha hecho mucho análisis político, promovido desde la derecha, sobre la rebelión de las masas contra la 'corrección política'; o sea, la idea de que las izquierdas han estado imponiendo su voluntad sobre las masas a través de catalogar a sus oponentes de fascistas, machistas y racistas para negar el derecho de expresar opiniones.

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Tal vez es cierto que muchas veces ese ejército formado por socialistas, feministas, ecologistas y otros progres han comunicado su mensaje de una manera que predica más que convence. Creo que, a raíz de lo que ha pasado, es esencial que en la izquierda reexaminemos la manera de comunicar nuestros mensajes. Y eso no es necesario porque lo diga Trump, es necesario porque no está funcionando. Pero¿puede esto explicar lo que ha sucedido?

¿Tienes que ser socialista para cuestionar si recortar impuestos a los súper-ricos es justo? ¿Tienes que ser feminista para rechazar la idea de que un hombre pueda 'tocarle los genitales' a una mujer simplemente porque es famoso? ¿Tienes que ser ecologista para aceptar las conclusiones de la ciencia con respecto al calentamiento global? ¿Tienes que ser activista de derechos humanos para rechazar la idea de que la discriminación contra la gente negra, latina y musulmana es inmoral?

¿Y es irrazonable rechazar a un político que, como Trump, consistentemente miente sin vergüenza alguna? Todas estas cosas tienen mucho menos que ver con la "corrección política" que con la ausencia de lógica.

¿Como se explica, sino, que millones de evangelistas americanos hayan votado a Trump? Me refiero a esos entrometidos que se pasan media vida predicando qué es lo que puedes y no puedes hacer en tu cama, cómo puedes o no puedes vestirte, con quién puedes o no puedes casarte o si puedes o no abortar. Es difícil concebir que esos evangelistas que acabaron votando por Trump lo hiciesen usando algún tipo de lógica; intentando reconciliar lo que ellos creen con la persona que Trump es.

Tal vez el mejor resumen de lo que ha pasado nos lo trae el Diccionario Oxford de la Lengua Inglesa que acaba de declarar 'post-truth' (post-verdad) como la mejor palabra nueva del 2016: "'Post-verdad', concepto que relaciona o denota circunstancias en las que los hechos objetivos influyen menos en la formación de la opinión pública que los llamamientos a la emoción y a la creencia personal".

¡Qué triste debe estar Aristóteles!

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