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"Tranquil, sóc infermera del Clínic, t'has trencat el fèmur, no et moguis"

Puerta principal de acceso al Hospital Clínic de Barcelona. 

Puerta principal de acceso al Hospital Clínic de Barcelona.  / ACN

5 de enero de 2018, víspera de la festividad de Reyes. De vuelta a casa en mi motocicleta un coche gira de forma brusca, cerrándome el paso. Me resulta imposible evitar la colisión y salgo despedido varios metros. El resultado es la rotura de los dos fémures, el resto del cuerpo queda intacto. Mi ángel de la guarda estaba allí, de eso estoy seguro.

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A partir de aquel momento, la rápida intervención de los profesionales del Hospital Clínic de Barcelona me mantiene con vida y ha permitido una recuperación que a día de hoy considero milagrosa. Agradecimiento eterno y de corazón a todos ellos sin excepción, en mi nombre, en el de mi mujer y en el de mi familia.

De toda esta historia con final feliz, hay unos nombres que me gustaría destacar, a ellos me referiré a continuación.

Segundos después de caer en el suelo una persona se agacha y me coge la mano. Nunca olvidaré sus palabras: “Tranquil, sóc infermera del Clínic, t’has trencat el fèmur, no et moguis”. Sus cuidados me resultaron vitales para gestionar emocionalmente algo totalmente fuera de control. Por desgracia no recuerdo su nombre. Si por casualidad lees este artículo, me encantaría darte las gracias personalmente.

Al poco llegó la ambulancia. De ese momento solo puedo recordar las palabras y el movimiento de manos de una doctora con acento argentino. Quedé impresionado con la seguridad que transmitía, fue entonces cuando perdí el conocimiento. Gracias, doctora, por lograr estabilizarme; también me gustaría darte las gracias personalmente.

Tras 6 horas de operación en el Clínic, lograron salvarme las piernas y la vida. Gracias en este apartado a los cirujanos Dres. Rodrigo Armando Corena y Ariadna Caparrós, a los anestesistas Dres. María del Mar Montané y Marina Vendrell y al Dr. José Alonso Zumbado. La operación fue un éxito, aún no me lo creo.

Gracias también a la ayuda y apoyo de  Àlex Duque y de los Dres. Pedro Gambús, Catiana Cabrer y Francisco Martínez-Orozco, en especial, por el exquisito trato que todos ellos tuvieron con mi familia, manteniéndola en todo momento informada de mi evolución.

De mis días en la UCI quiero acordarme de la enfermera Sra. Jesica, imposible olvidar sus continuos y atentos cuidados, con ella a su lado sabía que nada podía salir mal.

De mis días en planta quiero agradecer los continuos cuidados de enfermeros y auxiliares. En especial quiero acordarme de mi compañero de habitación. Nacho, siempre te estaré agradecido por tu comprensión y consejos. Me has enseñado mucho y estoy seguro de que pronto estarás totalmente recuperado. Por último, acordarme de mi hermano Enrique, él ya sabe el motivo.

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