Trabajadores de la Sanidad pública, héroes con bata blanca

Hace pocos días tuvimos a nuestro pequeño hijo ingresado en el Hospital Materno-infantil del Vall d'Hebron. En total, hemos estado ingresados seis días y durante este tiempo la atención recibida ha sido excelente. Nos hemos sentido respaldados en todo momento por un equipo humano excepcional. Es admirable ver cómo pueden mantener esa energía y esa sonrisa en las durísimas condiciones en las que trabajan, que no solo hacen referencia a la tremenda angustia que genera ver a un niño enfermo, sino también a las precarias y penosas condiciones en las que estos profesionales tienen que desarrollar su trabajo.

Tiene un mérito extraordinario que se pueda desempeñar una labor asistencial de tan altísimo nivel en un escenario tan desfavorable que, además de instalaciones ruinosas, también incluye turnos de trabajo sobrecargados (poco personal para muchos niños enfermos).

Esta carta intenta ser, además de una sincera alabanza a esos maravillosos profesionales que trabajan para que nuestros hijos vuelvan sanos a casa, una categórica denuncia hacia nuestra 'clase' dirigente para que rápidamente mejore las condiciones globales en las que tienen que trabajar estos héroes de nuestra sociedad. Ellos sí nos ayudan, y ellos sí se merecen todo nuestro respeto. 

Gracias siempre.