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El tono de la portavoz del Govern Meritxell Budó, de vergüenza ajena

Meritxell Budó, en una rueda de prensa del Govern.

Meritxell Budó, en una rueda de prensa del Govern. / EFE

Alejandro de Gregorio-Rocasolano

Vergüenza ajena es lo que como hijo de catalana, ciudadano residente en Catalunya y contribuyente de la Generalitat, siento al ver la manera que tiene de dirigirse a los periodistas la portavoz del Govern Meritxell Budó -lleva 11 semanas en el cargo-. El tono empleado y la justificación que ha dado a las preguntas de varios profesionales en castellano ha sido patético, digno de una representación de Miguel Ángel Rodríguez; lamentablemente, cierta derecha se caracteriza con ese tono que ningunea para resguardarse, y la señora Budó lo ha bordado.

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El pasado 29 de mayo ya se lió con los resultados de las elecciones del ayuntamiento de Barcelona. Las preguntas ahora eran sobre una entrevista en el 'Punt diari' en que solicitaba una respuesta de país si Ada Colau era elegida alcaldesa con los votos de les tres concejales de Valls.

Ningunear a los periodistas de una de las dos lenguas principales de un territorio es una falta de respeto a dichos periodistas y a los ciudadanos que utilizan el idioma. Estoy convencido de que el 80% de los catalanes independentistas están disgustados por la actuación de la señora Budó.

Realmente, el efecto de Torra y sus compañeros de partido es el mismo, pero al revés, de Aznar y sus seguidores en cuanto al incremento de independentistas. Si las declaraciones sobre Catalunya de Aznar ayudaban a engrosar las filas independentistas, las puestas en escena como la de la señora Budó generan malestar entre los ciudadanos, desconfianza sobre los dirigentes y mala imagen de Catalunya en el resto del Estado.

El trato dispensado a los periodistas que se han dirigido a ella en castellano podría asemejarse al que en ocasiones hace alarde Trump con ciertos corresponsales en la Casa Blanca. Claro está, salvando las distancias y los motivos, para todo un juego muy a la par de "cuanto peor, mejor".

Pues sí, sin ánimo de ofender a nadie, vergüenza ajena de la persona que representa la transparencia informativa de un gobierno.

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