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El teléfono móvil se ha convertido en una necesidad para los más jóvenes. Y también para los demás. Lo que sucede es que al colegio se va para estudiar, no para llamar por teléfono. Seamos conscientes de todas las aplicaciones que tiene un teléfono móvil; ese es el motivo básico por el que lo utilizan los jóvenes.
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Se puede argüir que, a veces, es urgente llamar por teléfono. Para ello ya tienen las escuelas un teléfono desde el que llamar. Solo hay que explicar la urgencia de la llamada a la dirección, a la jefatura de estudios o a secretaría.
Si los teléfonos móviles invaden los colegios, poca enseñanza se puede impartir. Tal vez ya es tarde para todas estas reflexiones; el teléfono móvil ya ha ocupado las aulas. Los jóvenes son menores de edad y, por tanto, tendrían que acatar lo que padres y profesores les impusieran. Pero esto no es así.