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"El socialismo en el siglo XXI y las incongruencias en las que caemos"

Glovo deliver rider passes through a pedestrian area in Barcelona  Spain  February 23  2021  Picture taken on February 23  2021  REUTERS  Albert Gea     TPX IMAGES OF THE DAY

Glovo deliver rider passes through a pedestrian area in Barcelona Spain February 23 2021 Picture taken on February 23 2021 REUTERS Albert Gea TPX IMAGES OF THE DAY / ALBERT GEA

Hablar de socialismo viviendo en el capitalismo del siglo XXI tiene a veces un punto grotesco. Por supuesto, lo suyo sería que fuéramos más equitativos con los recursos, los derechos y esas cosas que conforman realmente la idea de socialismo. Pero la globalización quizá juegue a veces en nuestra contra. Contamos con ejemplos un tanto extraños, con conductas y decisiones que tenemos tan caladas en la psique que ya nos pasan desapercibidas. Por ejemplo:

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- Acostumbramos a pedir comida a domicilio a través de una 'app', con un par de clics. A lo mejor coges un menú de 25 euros por cabeza y lo haces todos los fines de semana. Pero el 'rider' que te lo trae apenas puede permitirse hacerlo una vez al mes.

- No consentimos que un menor trabaje en un país en desarrollo cosiendo balones de fútbol o haciendo vete tú a saber qué. Pero nos indigna mucho que los productos suban de precio.

- No queremos que el aire de una ciudad esté sucio, o que el aire del mundo en general se esté echando a perder. Pero tampoco queremos tardar el doble en llegar a nuestro trabajo, o no queremos ir en un metro atestado de gente, o tardar una hora yendo a pie.

También queremos preocuparnos por la huella de carbono, la contaminación y los pavos reales de la Patagonia, pero seguir cargando el móvil a diario, viendo la tele, jugando a la Play o qué sé yo, haciendo bizcochos día sí, día también. También nos indigna que los alimentos básicos suban de precio.

En general, tenemos demasiado que aprender primero. Un detalle curioso: se le llama huella de carbono, pero la vida en la Tierra tiene principalmente base de carbono. Seguramente no tenga nada que ver, pero me resulta divertido.

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