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"El servicio de urgencias del hospital Moisès Broggi, espeluznante"

Hospital Moisès Broggi, en Sant Joan Despí

Hospital Moisès Broggi, en Sant Joan Despí / EPC

Quiero hacer una denuncia pública del lamentable servicio de urgencias del hospital de Sant Joan Despí Moisès Broggi. Como si de una película de terror se tratase, llegué a un hospital tercermundista repleto de pacientes hacinados y desatendidos muertos de frío, y de hambre y de sed, durante horas.

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Por mucho que algunos insistan en que aquí “ho fem tot millor”, lo cierto es que la sanidad pública catalana adolece de los mismos síntomas que la del resto del país.

A eso hay que sumar la corruptela endémica de nuestro ayuntamiento que lleva años prometiendo la construcción de un hospital universitario mientras desmantela el que ya teníamos -la Cruz Roja de toda la vida- para derivar a los enfermos al centro sujeto de mi queja, empeorando así su sobrecarga de trabajo y obligando a los viejecitos de L’Hospitalet de Llobregat a hacer la travesía del desierto cada vez que deben acudir a un especialista que no pueda facilitar el CAP.

Sospecho, por los carteles de queja que vi del propio personal, que también puedo añadir una gestión interna del hospital nefasta que suma al agotamiento de sus trabajadores una desgana y un pasotismo ante las necesidades de los pacientes que, por momentos y en algunos casos, roza la crueldad.

Y el resultado de esta ley gravitatoria, cuando de tantas heces se trata, es que en el servicio de urgencias del Moisès Broggi hay pacientes en todos los pasillos, sentados en butacas o sillas durante más de 12 horas, sin suero ni agua ni comida, expuestos a temperaturas gélidas y sin mantas ni sábanas para cubrirse; gente con demencia por quien nadie mira si va o viene; falta de papel en los lavabos; diabéticos sin insulina ni alimento ni control en todo el día; médicos despistados que no leen el historial de sus pacientes; altas que tardan horas en llegar porque nadie te saca la vía… en fin, una ley de la jungla donde quien no llora, no mama y en la que solo te atienden a golpe de enfado. Espeluznante.

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