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'Séniors'

Dos jubilados charlan en la calle, en una imagen de archivo

Dos jubilados charlan en la calle, en una imagen de archivo / EFE

JORDI QUEROL

Muchas personas de habla castellana, cuando se refieren a la gente mayor, les gusta usar la palabra ‘viejo’; y en los países latinoamericanos usan este vocablo de manera continua y con muchísima ternura. En muchos de ellos, es muy usual oír “mi viejecita” o “mi viejo” cuando se cita a los padres. No obstante, yo, cuando me refiero a una persona mayor, prefiero usar el vocablo sénior. Mi idioma materno es el catalán y en casa, todos mis mayores, al referirse a un sénior (palabra no muy usada por aquel entonces) decían “és una persona gran”, o sea, es una persona mayor. Los ciudadanos de territorios multilingües (Ucrania, Luxemburgo, Serbia, Catalunya, Galicia, País Vasco, Suiza, Puerto Rico…) tenemos ocasión de comprobar que, en un determinado idioma de los que hablamos, hay expresiones que nos resultan más acertadas. Al inicio de mis dos años bostonianos conviví con estudiantes puertorriqueños (todo ellos hablaban indistintamente español e inglés), y me di cuenta de que, muy a menudo, introducían en nuestra conversación en castellano algún vocablo inglés. La palabra que siempre salía era 'chance'. Lo entendí enseguida, dos silabas contra las cinco de oportunidad.

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Volviendo al tema inicial, 'sénior' versus viejo, me gustaría concluir que prefiero 'sénior' por una razón muy sencilla: ni un piano ni un coche pueden denominarse 'séniors', sin embargo, si pueden adjetivarse como viejos, y cuando lo son, uno suena muy mal y el otro siempre está en el taller, o sea, están deteriorados.

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