"Saldremos mejores, decían"

He necesitado unos días para reflexionar sobre lo que ocurrió en algunas de nuestras calles la madrugada del sábado al domingo, durante el fin del estado de alarma. Me parece increíble la poca capacidad empática y el sinsentido que algunos demostraron lanzándose a las calles como si de una noche de fin de año se tratase, pronunciando frases como “quiero ser libre para contagiar a quien yo quiera”, como he visto en uno de tantos vídeos que circulaban por las redes y con los que, desde mi casa, perdía la poca esperanza que tenía depositada en el ser humano.

Tengo 25 años y también muchas ganas de salir con mis amigos, de pasear por las calles sin tener la necesidad de mirar el reloj constantemente para ver si son más de las diez de la noche, de salir a cenar y tomar unas copas o de gritar a pleno pulmón en el concierto de mi grupo favorito. Pero es que, este último año, a todos nos ha cambiado un poco la vida, hemos retrasado viajes, abrazos, besos, encuentros, ilusiones y proyectos. Y me gustaría recordar que aplazar un año de nuestra vida ha servido para que otros pudieran continuar con la suya. Muchos dijeron aquello de “saldremos mejores”, ojalá hubiera sido así. Me entristece haberlo creído.