Contenido de usuario Este contenido ha sido redactado por un usuario de El Periódico y revisado, antes de publicarse, por la redacción de El Periódico.

Revisemos nuestros privilegios antes de quejarnos

zentauroepp52851483 barcelona 19 03 2020 sociedad edificio con los vecinos confi200322091002

zentauroepp52851483 barcelona 19 03 2020 sociedad edificio con los vecinos confi200322091002

Matar el tiempo en confinamiento no es siempre fácil, sobre todo para aquellas personas que, hasta ahora, lo máximo que hacían en casa era comer y dormir; las que podían. El aburrimiento y la necesidad de socialización nos afecta y hay mucha gente que no aguanta más, pero siempre podemos hacer una videollamada.

Entretodos

Digo los que podían porque no olvidemos que poder confinarse es actualmente un privilegio de clase al alcance de unos cuantos, los mismos que tenemos libros, internet, televisión, películas, la nevera llena y teléfonos móviles por si todo lo anterior nos falla. He oído comentar: "¿Quién me habría dicho a mí que viviría un confinamiento en la época en la que estamos?", como si hasta ahora todo hubiera estado siempre bajo control y fuera imposible pensar que nada nos pudiera torcer nuestro 'modus vivendi'. No los culpo, aquí en Occidente la situación hace ya muchos años que ha estado en falso control para algunos, pero dudo que los refugiados sirios se hagan la misma pregunta con los años que hace que huyen y luchan para sobrevivir.

Una carta de mi bisabuelo me lo ha hecho ver más claro, los que podemos confinarnos bajo un techo por culpa de un virus, no nos podemos quejar. En la carta, escrita en abril del 39, que sí es de otra época, mi bisabuelo republicano, en el campo de concentración de Valladolid, pide al marido de su hija que le envíe algo de dinero ya que, literalmente, no tiene ni para tabaco.

En unos días hará exactamente 81 años que mi bisabuelo la escribió. Estuvo en el campo de concentración un total de tres meses. En aquel entonces, él tuvo más suerte que muchos, pero comparándolo con nuestro confinamiento, es decir, el de las personas que no han sido hospitalizadas ni tienen por ahora familiares hospitalizados, lo que estamos viviendo es una broma. Por este motivo os invito a que revisemos nuestros privilegios antes de quejarnos y a que no olvidemos la historia, que, como esta y tantas otras veces, nos puede servir de ejemplo.

Participaciones de loslectores

Másdebates