El Gobierno catalán podría haber realizado durante décadas referéndums completamente legales sobre materias en las que tiene competencias como la educación –modelo bilingüe o inmersión en catalán-, sobre la energía –renovable o no-, sobre política –limitación de mandatos y salarios-, sobre sanidad -modelo público o de iniciativa privada-, etcétera, pero los políticos catalanes nunca han tenido ningún interés en saber qué pensamos los catalanes sobre estos temas.
Curiosamente, el único asunto sobre el que la élite política catalana quiere un referéndum es para quedarse ellos con todo el poder, es decir, para montar un Estado en el que ellos lo controlarían todo. Utilizan de forma demagógica la expresión "escuchar al pueblo’", pero solo para lo que a ellos les interesa y tras un bombardeo publicitario, durante décadas desde el poder catalán y sus medios, de la opción que a ellos les interesa.
Lo siento, pero esta clase política, conmigo que no cuente.