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Rajoy: la quimera de ser registrador a los 63 años

Spain’s centre-right People’s Party (Partido Popular) leader Mariano Rajoy gestures during a campaign rally in Santander, northern Spain, November 15, 2011.  REUTERS/Nacho Cubero (SPAIN - Tags: POLITICS ELECTIONS) ORG XMIT: MAD200

Spain’s centre-right People’s Party (Partido Popular) leader Mariano Rajoy gestures during a campaign rally in Santander, northern Spain, November 15, 2011. REUTERS/Nacho Cubero (SPAIN - Tags: POLITICS ELECTIONS) ORG XMIT: MAD200 / STRINGER/SPAIN (REUTERS)

Mario Martín

Hace unos diez años, un grupo de veteranos trabajadores de una empresa con fama de solvencia, compartían recuerdos, a modo de recuento sobre lo que habían conseguido en sus, ya largas, vidas laborales. Uno de ellos, lleno de pragmatismo, reconoció que él, realmente, lo único que tenía era su puesto de trabajo ya que sin ello, su vida, y los signos externos de ella, no sería la misma.

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Mariano Rajoy, después de 37 años de vida política subido al coche oficial, y 7 años presidiendo el Gobierno de España, ha sido el primer expresidente que ha renunciado a las prebendas como tal, a las que sí se acogieron sus antecesores -Felipe Gonzalez, José María Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero-, lo cual suena bien por su parte, incluso ejemplarizante.

Aunque lo que subyace es su propio sentimiento patrimonialista respecto al trabajo, o al menos a ciertos puestos laborales, ya que él es registrador de la propiedad -¡faltaría más!- y ha mantenido su plaza como tal al frente del de Santa Pola.

El expresidente tiene 63 años, y esa edad se ha convertido, casi, en una quimera para muchos empleados que han dado sus mejores años a las empresas en las que han trabajado toda su vida, para cuando llegan a sus años de mayor vulnerabilidad, ser expulsados del mercado de trabajo, pero no será el caso del señor Rajoy, quien al mismo tiempo que pasará a la historia como el primer exinquilino del palacio de La Moncloa que renuncia a sus derechos como tal. 

Nos trasladará a todos el ejemplo de lo que hacer para tener una vida laboral bajo control: preparar oposiciones a registros o notarías, cómo él y como sus hermanos Enrique, Mercedes y Luís. 

Claro que las mil plazas de registradores que hay en España, y las tres mil de notarios, no parecen ser suficientes para paliar el desempleo de los 3,5 millones de españoles que buscan un mejor futuro, a pesar de las bondades con las que se anunció la reforma aboral aprobada por el Gobierno Rajoy.

A consecuencia de dicha reforma, aquel veterano trabajador que, hace diez años, reconocía que su único patrimonio era su puesto de trabajo, ya no lo tiene, a su pesar, igual que aquellos compañeros con los que departía.

Claro que todos ellos no tuvieron un padre juez que se ocupase de ponerles en el adecuado camino de los registros y las notarías, ya que fuera de ese ámbito nadie tiene garantizado su futuro en el mundo laboral español. Y la pregunta es: ¿somos más libres que ayer o menos?, porque la desigualdad es evidente. 

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