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La crisis del covid-19 está acelerando la caída de régimen del 78

Concentración de protesta contra el Gobierno y el estado de alarma, en el barrio de Salamanca de Madrid, el 14 de mayo.

Concentración de protesta contra el Gobierno y el estado de alarma, en el barrio de Salamanca de Madrid, el 14 de mayo. / EUROPA PRESS / JESÚS HELLÍN

Joan Besa Recasens

La crisis de la covid está acelerando la inevitable caída del Régimen del 78. Desde que se negó el diálogo y se obligó a los representantes políticos catalanes a desobedecer la ley para poder cumplir con sus promesas electorales, la caída del régimen no tiene vuelta atrás. Aunque su deterioro empezó por un error congénito.

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Las leyes que no se reforman pierden eficacia y validez con el tiempo. La Constitución española es absolutamente irreformable a la práctica en algunos títulos, por lo que su deterioro es inevitable. Ese y no otro es el gran error de la transición española, una historia que empezó bien pero que se aproxima inexorable a su final por falta de mecanismos de reforma prácticos, que permitió a los corruptos seguir afianzándose en el poder y evitar mejoras del sistema.

Los partidos no se dedican a gobernar sino a comprar voto cautivo con sus promesas y a legislar a favor de los que les puedan pagar unas fantásticas puertas giratorias. Incluso controlan por Whatsapp el único contrapoder que debería hacer algo, el judicial.

En Madrid se han acostumbrado a hacer lo que les da la gana. Gobiernan incluso donde nadie les vota mediante el uso arbitrario del Tribunal Constitucional y del Supremo. La crisis en Catalunya estriba en la imposibilidad de que un pueblo entienda que una ley aprobada en Catalunya y en el Congreso en Madrid, ratificada además por referéndum, sea tumbada por 12 personas de un tribunal que no es independiente. La crisis catalana no solo no ha terminado, sino que se está agravando por momentos.

El resurgimiento del fascismo, apoyado por el poder económico y mediático de los corruptos, es una gran pista que nos indica lo rápido que se está deteriorando el régimen.

La chispa de pregolpismo ultranacionalista que surgió en el barrio de Salamanca por la crisis sanitaria (y por la catalana), con el beneplácito de políticos de derecha, prensa y Policía, ha prendido la mecha del inevitable cambio de régimen.

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