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"Quiero destacar el esfuerzo de la UB en estos tiempos de desinformación pandémica"

Imagen del edificio de la Universitat de Barcelona en la plaza de la Universitat.

Imagen del edificio de la Universitat de Barcelona en la plaza de la Universitat. / JAVIER CARBAJAL

El confinamiento ha supuesto reconducir toda la docencia presencial universitaria a los parámetros de formación 'on line'. La Universitat de Barcelona ya contaba desde hace años con numerosas herramientas digitales, pero ahora se han convertido en la única manera viable para canalizar la actividad docente. Y entre todos –profesorado y personal de administración y servicios-, con una celeridad extenuante de la que podemos sentirnos orgullosos, nos hemos familiarizado con las plataformas y los instrumentos digitales porque supimos, desde el minuto cero, que nuestra responsabilidad profesional y nuestro compromiso personal y colectivo pasaba por ofrecer la mejor docencia posible al alumnado. Un reto inmenso, pues abarca disciplinas tan diversas como bellas artes o química, informática, medicina, derecho, geografía, psicología, económicas, filosofía o ciencias de la tierra.

Entretodos

Durante dos meses de vértigo, la comunidad universitaria de la UB se ha volcado en hacerlo real. Hemos ofrecido al alumnado nuevos materiales elaborados en un tiempo récord; damos clases 'on line' con interlocución activa con los estudiantes; hemos implementado todo tipo de mecanismos para comunicarnos con ellos; estamos reinventando las prácticas externas y negociando con otras instituciones fórmulas alternativas; hay profesores que han impartido clases por teléfono porque el estudiante no podía conectarse; nos hemos apuntado a 'webinars' europeas para compartir experiencias con docentes de otros países e identificar las nuevas competencias; se han distribuido ordenadores a estudiantes con carencias; se han diseñado fórmulas de evaluación con garantías y también con confianza; se han acompañado singularidades y desgarros…

La lista de acciones y empeños ocuparía 20 páginas. En suma, hemos transformado nuestras coordenadas de trabajo con voluntad de proporcionar el mejor servicio público –lo que somos-, pese a concurrir en muchas ocasiones situaciones familiares y personales muy complicadas. Sin duda podemos identificar aspectos mejorables: se han urdido planes B porque la opción A se revelaba, al implementarla por primera vez, poco eficiente; algún profesor se ha quedado en el camino; han aparecido problemas técnicos no previstos… pero esas disfunciones se analizarán en los próximos meses para encarar mejor la próxima pandemia desde nuestra condición, triste, de últimos depositarios del espíritu crítico. Mientras tanto, seguimos trabajando.

Este es nuestro cometido, y por ello hemos de plantar cara a informaciones tan inquietantes como mendaces. La comunidad universitaria de la UB –mi comunidad- ha tenido que oír en algún foro y significativamente en un programa de televisión con un cierto nivel de audiencia, que existe "caos en la educación 'on line' en la UB". Esa 'fake news' es una falta de respeto a la institución, pero sobre todo es una falta de respeto a su gente. Superado el estupor, uno no puede menos que preguntarse si no será que, aprovechando una coyuntura excepcional, se va a intentar también debilitar a algunas instituciones públicas de enseñanza superior –no a todas-.

De pronto, uno recuerda cómo se ha actuado en el ámbito sanitario en los últimos años -con un criterio que siendo educados calificaríamos de imprudente, y siendo lúcidos de repugnante- y asusta imaginar que informaciones como esa tengan otros fundamentos además de la irresponsabilidad. Ese es un dato a retener para el futuro, aunque ahora aún no toque; lo que procede ahora es una rectificación, entendida como el reconocimiento debido al profesorado y al personal de administración y servicios de la Universidad de Barcelona. Sencillamente porque son ellos quienes están dejándose la piel para que sus estudiantes reciban la semana próxima, y la otra, y la siguiente, la mejor educación universitaria posible. 

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