Que las nuevas tecnologías no nos conviertan en idiotas

Hay una frase atribuida al físico alemán Albert Einstein que resume de una manera en cierto modo triste hasta qué punto las modernas tecnologías pueden afectar a las relaciones humanas. La frase en cuestión nos decía que "El día en que la tecnología sobrepase nuestra humanidad, el mundo solo tendrá una generación de idiotas".

Parece que se va cumpliendo esa profecía a pesar de los años que hace que fue pronunciada (buena visión del futuro) y, lejos de pensar que puede ser un insulto (que alguien se puede sentir ofendido), no deja de ser una seria advertencia ante el exceso de uso que se hace (hacemos) de las modernas tecnologías. Vivimos cada vez en un mundo más deshumanizado, en el que las relaciones humanas (ya sean de familia, amigos, en nuestros trabajos...) muchas veces se sustituyen por mensajes: ahí están el famoso Whatsapp, el no menos famoso Facebook y otras modernas aplicaciones que hacen furor entre los jóvenes y los que no lo son tanto. Y no es tan infrecuente ver reuniones o actos sociales de todo tipo donde desde el más humilde de los teléfonos hasta el más sofisticado echan humo sin que los allí presentes se miren a la cara. Y qué pensar del ejemplo que les damos a los más pequeños, que ya reclamen su tablet o cualquier otro moderno artilugio de telefonía móvil como si fuera lo más normal del mundo. 

Las modernas tecnologías no es que sean malas en sí (si les damos un uso correcto): son útiles para comunicarse, pero nunca para sustituir la calidez y el trato cercano y humano. No seamos la generación de los idiotas.