El 'procés', un movimiento romántico muy mal gestionado

Yo resumiría el procés como un movimiento romántico muy mal gestionado y sin la fuerza suficiente para doblegar al Estado español. Los soberanistas catalanes no han sabido comprender que la solución a un problema tan complejo no se puede satisfacer embistiendo al adversario unilateralmente y con una simple estelada.

El denominador común de los sueños populistas es que todo debe ser sencillo y emotivo como las diadas del 11 de septiembre.  Es pues fácil de imaginar que, al final, serán otros políticos más dotados los que enmienden este enorme desaguisado.

Dicho esto, paso a las recomendaciones. Aconsejo al actual gobierno de la Generalitat que para ayudar a los políticos catalanes, injustamente encarcelados, debe adoptar una postura menos arrogante y belicosa: una Generalitat a las órdenes de Puigdemont no los ayuda.  Ahora, antes del juicio, es el momento de pensar en los numerosos errores del secesionismo que han provocado la situación actual. Los lazos amarillos no sirven de nada si van acompañados de una postura unilateral. La Generalitat debe aprovechar la llegada de Pedro Sánchez para serenar el ambiente. Pensando, sobre todo, en los encarcelados ha  de dialogar con él.