"El problema del Barça no es solo el entrenador, es un problema estructural y urge un cambio"

La derrota del Barça 0-3 a manos del Bayern de Munich no es ninguna sorpresa; todos podíamos pensar y esperar que esto podría darse. El problema es cómo, últimamente, el Barça se ha acostumbrado a dejarse llevar, a dejarse dominar, a ser dominado por el rival.

El problema del Barça no es solo Koeman, no es el entrenador en sí, que también, sino los jugadores, y su mentalidad. Jugadores como Piqué, Busquets o Sergi Roberto no pueden venirse abajo si les pita el público o ponerse a llorar (como Jordi Alba después del partido de Anfield de 2019). El primer paso para solucionar lo que le pasa al Barcelona es cambiar la mentalidad de todo el equipo. Palabras como "es lo que hay" de Piqué no se pueden permitir.

El Barça necesita un cambio estructural que solo se dará, primero, con un entrenador con mano dura y al que no le importe meter un broncazo cuando las cosas no salen bien. Un entrenador que confíe en sus jugadores y sepa adaptarse a las dificultades. Un entrenador que sepa sacar lo mejor del equipo. Uno de estos podría ser Luis Enrique que, sin ser favoritos en la Eurocopa, fue capaz de llevar a España a las semifinales, cuando algunos escépticos no confiaban. Un entrenador valiente, que no salga a encerrarse ni a ser goleado o mantener resultados de 2-1, cosas que ha hecho Koeman en laLiga varias veces.

Una vez tengamos esto, es el momento para empezar a sentar a según qué jugadores o no darle privilegios, un entrenador que no tenga miedo a decidir a quién pone y a quién no. ¿Qué es esto de que un jugador juegue estando con fiebre, como Jordi Alba? ¿O poner a Pedri, que volvía de vacaciones, durante 90 minutos?

Un entrenador que no se pase de listo y diga "gracias a mí, el club tiene futuro". No, Koeman, el futuro lo tiene el Barça en su cantera; si de verdad confiases en los jóvenes, ayer de inicio hubieran jugado Gavi por Pedri y Baldé por Jordi, pero no fue el caso.