El primer Orgullo de L'Hospitalet: "No se trata de colgar una bandera o no, sino de trabajar por la igualdad cada día"

Quienes hemos sufrido las burlas y la discriminación somos los que realmente nos alegramos y nos sentimos más tranquilos con todo es gran cambio social que venimos viendo desde hace años. Un cambio social que empezó a caminar después de muchos años de silencio y odio. Un cambio construido a base de lucha y reivindicación, una reivindicación para amar y ser libres como queramos.

Hoy en día seguimos lamentando episodios de desigualdad en muchos entornos de nuestra sociedad, pero no nos tenemos que dejar desasosegar por aspectos sin importancia cuando vemos más instrumentos que trabajan y maquinan para seguir construyendo esta igualdad.

En mi ciudad, L'Hospitalet, se ha trabajado desde hace mucho tiempo para construir y proteger estos entornos de libertad y libre expresión, en donde, gracias a diferentes iniciativas de entidades, vecinos y del mismo ayuntamiento, hemos podido salir a las calles a decir lo que sentimos, a gritar la necesidad de una igualdad plena.

El 28 de junio pudimos celebrar el primer Orgullo de la ciudad, que, lejos de querer compararnos con otras ciudades, nos sirvió para enseñarnos que el cambio empieza desde nuestros barrios con nuestros vecinos y vecinas y que el orgullo no es colgar una bandera o no, sino demostrarlo cada día con herramientas y mecanismos para poder trabajar esta sensación de igualdad en diferentes aspectos.

Es triste, pero en nuestra ciudad hay quien se preocupa más por las banderas colgadas que trabajar por la creación de políticas igualitarias. Los trapos de poliéster, muy del estilo de ERC, son un espejismo político que no hace más que ejemplificar el desconocimiento de las realidades de las personas que integramos este colectivo en la ciudad. En L’Hospitalet nos preocupamos por garantizar derechos.

Sintámonos libres, amemos y queramos sin que nada ni nadie nos dificulte hacerlo y acordémonos de que las verdaderas banderas somos las personas.