La política de Trump tiene como eje su triunfo personal

La política del presidente de Estados Unidos tiene como eje central su triunfo personal. Una notoriedad permanente, algo propia de un gran narcisismo. Los bandazos en política exterior, alabando a Putin, aceptando su ayuda cibernética en la campaña electoral, después criticándolo e imponiendo sanciones económicas, ahora pidiendo su vuelta a la élite mundial del G-7, etc. Con China algo por el estilo, acusándolo de dumping comercial y de guerra de divisas, elogiando después.

Su puesta en práctica de America First está resultando en un aceleramiento del fortalecimiento de China en el tablero mundial. La rotura de los tratados comerciales multilaterales que siempre han sido ventajosos para EEUU, antes impuesto por la fuerza, y con Obama por la negociación inteligente del llamado soft power, otorgándole garantías a las empresas privadas de sus intereses. Esto último fue la causa de protesta por organizaciones populares. En el tema de cambio climático, ha dejado que China se erija en campeona al asumir el liderazgo retirándose del Acuerdo de París.

Su plan es renegociar acuerdos bilaterales imponiendo su todavía potente ventaja económica, el dólar moneda de refugio, alta tecnología y poderío militar a los países débiles. Con los más fuertes por ser además los financiadores de su déficit fiscal permanente, poseedores de grandes sumas de deuda soberana, como China, Japón, Arabia, etc. obtener las ventajas que estos les concedan. Lo harán siempre y cuando ellos obtengan algo a cambio.

La imposición de aranceles está dentro de esa lógica. Los impone de manera general a todo un sector, y cuando los fuertes contraatacan, renegocía por separado con cada uno, rebajándolos cuando se ve obligado. Los débiles son los perjudicados.

Con respecto al despliegue militar, otro tanto. China, que utiliza a su peón coreano contra EEUU, Japón y Corea del Sur -que está en la silla de enfrente-, lo ha coronado. Ya tiene prestigio internacional, EEUU tiene que prometer no atacarlo y casi seguro desmontar los cohetes nucleares que tiene en el paralelo 38. El cordón sanitario de China de su frontera queda limpio. Me recuerda la crisis de los misiles, donde el peón Cuba sirvió a la URSS para quitarse los misiles de Turquía.