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"Pinchazos en las discotecas: machismo rampante"

Archivo - Varias personas en la barra de una discoteca en una imagen de archivo.

Archivo - Varias personas en la barra de una discoteca en una imagen de archivo. / Epi_rc_es

Proliferan los pinchazos a mujeres en discotecas y lugares de ocio. Hasta ahora es un misterio saber el propósito que anida en quienes realizan esa intolerable práctica. Subyace en ese proceder la pretensión de someter a la mujer, cosificarla, anular su juicio, anestesiarla, silenciarla. Aflora el machismo rampante. Es otra forma de violencia de género que participa del mismo sustrato, el dominio sexista, la imposición frente al empoderamiento femenino.

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No debe frivolizarse como una simple broma de mal gusto. No tiene la menor gracia infundir temor y coartar la seguridad y el espacio de diversión y libertad de las mujeres, que tienen igualdad de derechos en el uso del espacio público, sin cordones ni itinerarios de seguridad ni puntos violeta. No deben cambiar sus hábitos, sus costumbres, por la angustia, por alarma social.

Constituyen los pinchazos una práctica muy peligrosa, delictiva, con independencia de que lo que se busque sea una sumisión química con fines lascivos y/o lucrativos, por la posibilidad de transmisión de enfermedades y cabe considerar que también revela una conducta de odio. Sin duda, es otra modalidad de indignidad, de profundo desprecio hacia la mujer. Y, tristemente, también evidencia que es un fracaso colectivo en la educación sexoafectiva recibida.

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