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"A pesar de que tengo trabajo y estabilidad, tengo una sensación de miedo al futuro"

El miedo busca espacio en el cerebro

El miedo busca espacio en el cerebro

Desde niño me dijeron que si estudiaba y me esforzaba todo llegaría. Hoy, con 26 años, tengo el trabajo que siempre soñé y disfruto de una estabilidad que muchos anhelan. Sin embargo, a pesar de haber alcanzado ciertas metas, algo permanece dentro de mí como una astilla clavada que no se puede sacar: el miedo al futuro. Ese miedo que, a pesar de la aparente calma, sigue latente, como un espectro invisible que acecha desde las sombras.

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La futurofobia, como yo la llamo, no es un mal exclusivo de mi generación; es un mal compartido por aquellos que me preceden y, tristemente, por los más jóvenes también. Es una inquietud silenciosa que nos acompaña incluso cuando tenemos trabajo y una vida aparentemente estable. La sensación de inseguridad se arraiga en nosotros como si por mucho que logremos nada fuera suficiente y nunca tuviéramos certeza de lo que nos depara el mañana.

Este mal no se borra con logros, ni se apaga con promesas de éxito. La futurofobia se expande como una sombra constante, un eco que se intensifica con cada año que pasa, recordándonos que por más que nos esforcemos, el futuro sigue siendo incierto, una niebla que nunca termina de disiparse.

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