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"Penalizar la jubilación anticipada es aumentar el riesgo de accidentes graves y mortales"

El 61,7% de los parados mayores de 55 años lleva más de un año sin trabajar.

El 61,7% de los parados mayores de 55 años lleva más de un año sin trabajar. / Unsplash

Recientemente la Federación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) ha publicado el artículo 'El impacto de la normativa de jubilación sobre la mortalidad'. Afirma, entre otras cosas, que retrasar un año la salida del mercado laboral aumenta significativamente el riesgo de morir entre los 60 y los 69 años. Este estudio reafirma, con datos objetivos, lo que ya sabíamos aplicando simplemente el sentido común.

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Como complemento a ese estudio me permito exponer unos datos muy simples y claros extraídos de las estadísticas oficiales del Ministerio de Trabajo. El colectivo de personas trabajadoras de 55 o más años representan el 19,78% de la población activa. Pues bien, se observa, sin embargo, que ese colectivo sufre el 28,31% de los accidentes graves y hasta el 38,26% de los accidentes mortales. Es decir, presenta un grado de incidencia, en accidentes graves y mortales muy superior al porcentaje que representan. Adicionalmente, destacar que de los accidentes mortales en ese colectivo, hasta un 44,6% se debe a infartos, accidentes cerebrovasculares y otras patologías no traumáticas.

Está claro que entre los factores de riesgo para los infartos y accidentes cerebrovasculares están la edad y el estrés laboral. Estos datos ponen a las claras el maltrato que sufre el colectivo de trabajadores con mayor edad y largas carreras profesionales, que, además, ven como se penaliza de una forma indigna e injusta la jubilación anticipada. Ya no se trata únicamente de una penalización económica a las largas carreras de trabajo, se trata también de aumentar el riesgo cierto de accidentes graves y mortales.

El que suscribe ha remitido esta información hace ya tiempo a los miembros del Pacto de Toledo. Tan solo dos de sus miembros se dignaron responder con un lacónico “muchas gracias”. El resto, nada de nada. Las personas son responsables de sus actos… y de sus silencios.

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