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Pedro Sánchez echó marcha atrás en retirar los privilegios de la Iglesia católica
Pedro Sánchez, este jueves en la Moncloa. /
JOSÉ LUIS ROCA
Pedro Sánchez echó marcha atrás al retirar de su programa de 2016 la derogación de los acuerdos del Concordato con tintes franquistas de 1979, para devolver al dominio público los inmuebles inmatriculados por la Iglesia -unos 3.000- durante el gobierno de Aznar, y retirar la clase de religión católica de los centros estatales.
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Ha desaprovechado, en el caso de llegar al poder, de convertir España en un estado laico como Francia, para que la Iglesia católica tenga los mismos derechos y deberes que cualquier institución, sin privilegios distintivos, asumiendo el principio democrático de la igualdad. Esos privilegios de la Iglesia católica, incompatibles con la democracia y un obstáculo para su credibilidad, decidió mantenerlos Pedro Sánchez, probablemente por el temor electoralista de que muchos católicos socialistas moderados le retiraran el voto y se lo diesen a los partidos de derecha.
Con esa decisión, Pedo Sánchez pretendió no provocar a los obispos ni al catolicismo español, con un 50% de creyentes, contribuyendo a que se mantenga latente el nacionalcatolicismo.