"Este año, pese a todo, parece que podré cobrar el trigo a mejor precio"

Levantarse a las 5.30 horas y abrir la ventana de par en par antes de que la aurora se lleve las estrellas de la noche y aparezca el sol para tostar el aterciopelado trigo llega antes de lo previsto. Estos calores raros de mayo son de lo que no hay. Temperaturas de hasta 40 grados. Por favor, que el hombre del tiempo haga algo. Se me ocurren ironías más mordaces, pero no es el sitio ni el lugar.

La cosecha este año se ha avanzado una quincena. Hace unos meses se hablaba de que este 2022 empezaba como el segundo peor año hídrico del siglo. Llovió un poco y se nos olvidó. A este paso, los señores del abecedario de la RAE tendrán que eliminar o cambiar el refranero tradicional, porque eso de que “hasta el 40 de mayo no te quites el sayo” ya no suena muy convincente. Sin embargo, “en abril, aguas mil” sobrevive a pesar de las adversidades.

¿Alguna cosa positiva en este año para los agricultores? Quizá no gustará y puede ser visto como una falta de comprensión y empatía por mi parte, pero desgraciadamente que haya una guerra en los países del Este, centro de producción de trigo y maíz mundial, hará que los efectos de esta sequía se mitiguen (al menos un poco). Con la sequía he perdido casi un 40% de la producción que esperaba, pero al menos podré recuperar parte de las pérdidas cobrando a mejor precio el trigo, ya que no se va a poder importar del Este (aunque esto es una lotería, nunca se sabe).

El otro día hablaba con mi vecino, que tiene vacas; dice que ya no va a mantener todas las reses porque los precios de los piensos son desorbitados. Y es que no salen los números. La gente se alegra mucho del buen tiempo, pero digo yo, el buen tiempo cuando toque, ¿no?