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El odio como opinión política: que alguien pare esto

Algunas de las pintadas que han aparecido este miércoles en varias fachadas de Verges.

Algunas de las pintadas que han aparecido este miércoles en varias fachadas de Verges. / GEMMA TUBERT (ACN)

Sí, el odio genera odio. Se retroalimenta de una forma muy efectiva, y se extiende a una velocidad de vértigo. Sin querer entrar en el origen de nada, en el "quién tiró la primera piedra", lo cierto es que en la actualidad, la relación Catalunya-España está cargada de odio. No todos nos odiamos, ni siquiera me atrevería a decir que es "una generalidad", pero el odio que pueda existir -y existe- no hace sino enconar la situación y generar como contrapartida más odio, que tiene un efecto similar, engordando la bola de nieve, cada vez un poco más.

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Esto, lógicamente, va alejando las posiciones políticas, ya que el contrincante político deja de serlo para convertirse en un enemigo; que además, actúa con las peores intenciones y movido por los peores intereses posibles; que además, es incompetente e inútil; que además, es un potencial delincuente. La solución al conflicto catalán se aleja cada día un poco más. Al menos, se aleja una solución de consenso. ¿Qué consenso va a haber entre dos enemigos? La única opción acaba siendo vencer por aplastamiento.

Cada día se eleva el tono, sube la tensión y las trincheras son cada vez más apetecibles. ¿Para qué voy a tratar de buscar consenso, de ponerme en medio, si todos me atacan y nadie me defiende? ¿Cómo puede uno ser a la vez un traidor a España y un cómplice de un estado fascista opresor? Esto se debe preguntar a menudo Miquel Iceta, por poner sólo un ejemplo de alguien que es acusado por la derecha española y por el independentismo catalán de una y otra cosa, respectivamente.

Por si fuera poco que la política se atrinchere en los agravios y la tensión se eleve en los parlamentos, en los platós de televisión los políticos son jaleados por periodistas que disfrutan de la fuente inagotable de noticias y titulares en que se ha convertido el 'procés'. La sociedad civil deja de informarse y lee prensa "amiga" para reafirmar sus opiniones. Se alimenta el odio. 

Pedro Sánchez ha intentado parar un poco esta maquinaria, pero la propaganda del odio es tan visceral y tiene tanta fuerza para arrastrar al votante que está dudando. El PSOE de Sánchez se ha mostrado tan acomplejado ante la derecha por no querer contribuir a la escalada que no se ha atrevido a reconocer sus intenciones. Tengo la sensación de que al propio Joan Tardá lo está arrastrando de la misma forma el independentismo más radical

La agenda del odio marca el paso, y vende periódicos, y organiza tertulias, y manifestaciones, y referéndums, y envía a los policías a apalear votantes, y se salta las leyes alegremente, y decreta prisiones preventivas de larga duración para gente pacífica, y habla de presos políticos, y cuelga banderas, y se cuelga de banderas, y habla de intervenciones militares y de golpes de estado, y sentencia a quien no ha sido aún juzgado, y habla de estados fascistas, y dice que Franco no fue un dictador o que está muy bien en un mausoleo faraónico, y evoca el año 1714 para tomar decisiones en el año 2019, y...

Que alguien pare esto. 

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