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Los peligros de la custodia compartida impuesta

Una pareja divorciada, junto a su hijo, en una imagen del 2008. 

Una pareja divorciada, junto a su hijo, en una imagen del 2008.  / ELISENDA PONS

Seguimos en una sociedad machista, la ley de custodia compartida vigente, es reflejo de ello. Soy madre de cuatro hijos, abuela de un niño, con formación y experiencia en puericultura. Los niños necesitan rutinas, pautas claras, un espacio propio, estabilidad, un entorno que les proporcione seguridad para un buen desarrollo y la custodia compartida no favorece estas condiciones, todo lo contrario. Se habla de igualdad, de los derechos de los padres, de la comodidad por parte de algunos padres y/o madres de estar una semana o quince días, según el caso, sin niños. Ser padre o madre no es a tiempo parcial y no se está escuchando a los menores ni valorando lo que es mejor para ellos a corto y largo plazo; no son pelotas que van de un sitio a otro.

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Se está imponiendo la custodia compartida a pesar de no haber acuerdo entre progenitores, de no tener una relación respetuosa y sin valorar cada caso individualmente, inclusive si hay o ha habido violencia de género. Tampoco se tiene en consideración la edad del menor ni la disponibilidad y dedicación de ambas partes, dejando a los hijos a terceras personas, a pesar de estar el otro progenitor disponible y con ganas de estar con su hijo/a.

Vivo en primera persona con mi nieto y mi hija el sufrimiento que provoca la custodia compartida impuesta y el poder que da dicha ley a muchos hombres para seguir ejerciendo poder, control y dolor a las mujeres y como consecuencia a los niños; ellos son víctimas también en los casos de violencia de género. Desde que mi nieto sigue el régimen de custodia compartida ha mostrado muchos cambios en su comportamiento. Está triste, agresivo, desubicado, inestable, ansioso, preocupado, mostrando desinterés en hacer las cosas que más le gusta hacer, haciendo cuenta atrás para regresar con su madre, nerviosismo para aprovechar el tiempo que está con ella, aparición de ciertas conductas regresivas y pérdida del apetito. No quiero que estos niños deban pasar por el psiquiatra por culpa de todo ello. Por lo argumentado deseo que empecemos el año sin custodia compartida impuesta ya que sería lo más positivo para madres y, en especial, para los hijos.

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