"Ningún troll se queda atrás"

El deporte puede ayudar a encarar y superar situaciones difíciles e inesperadas. Moviliza emociones y sentimientos y puede influir en nuestras actitudes mediante los valores que transmite: esfuerzo, superación, perseverancia, solidaridad y espíritu colectivo entre otros muchos. Fomenta la salud y el bienestar. El deporte es un instrumento único y poderoso para la promoción y el desarrollo de una vida digna, saludable y humana.

Leí el mes pasado en este periódico un artículo de Rafael Tapounet, 'Beberse la cuarentena' Rafael Tapounet, en el que se alertaba sobre el aumento del consumo de alcohol durante el confinamiento. Hablaba del fenómeno del vermut virtual, de como hubo países como Panamá, Groenlandia, Zimbabue y Tailandia habían implantado la ley seca. En nuestro país el Ministerio de Sanidad puso en marcha una campaña de concienciación contra el consumo de alcohol y sus efectos negativos.

El consumo de alcohol puede promover la relajación, pero es una falsa sensación de bienestar, y admitámoslo, en una situación en la que has de cuidar tu salud, quizá lo más adecuado no es relajarse vaciando el mueble bar.

Después de pasarnos más de un mes de éxtasis y desenfreno adorando al dios Baco, ahora que ya se puede volver a salir a practicar deporte al aire libre sería conveniente poner el foco en los beneficios que tienen los hábitos de vida saludable y no criminalizar a la gente que sale a practicar deporte; porque el deporte aporta valores socio-comunitarios como la práctica de la unidad, igualdad, respeto y solidaridad.

 Tapounet acababa su artículo con una frase del escritor Scott Fitzgerald: "Bebo porque cuando bebo pasan cosas". A mí me gustaría acabar con una frase de la película de animación 'Trolls', convertida ya en lema familiar: "Ningún toll se queda atrás".