Nicaragua: de país que avanza a país inseguro

Nicaragua, país de los volcanes. Nicaragua, ¿qué te está pasando? Nicaragua. ¡Qué precioso país! Dos veces hemos viajado a Nicaragua para visitar a un familiar. El año pasado y en julio de este año.

El año pasado vimos un país pobre pero que avanza. Decían que era el país más seguro de Centroamérica, y fue la sensación que tuvimos. Seguramente en Managua hay barrios conflictivos, pero qué ciudad no los tiene.

Ciudades coloniales como Granada, León, Masaya y otras. Con comercios locales y empresas con inversión extranjera. La gente podía salir a almorzar y cenar sin ningún problema. Todavía es un país muy virgen, por lo que la naturaleza es fascinante. Los mares, el Pacífico y el Caribe con sus resorts y hoteles, que poco a poco iban atrayendo turismo. Con sus volcanes, con sus lagos.

En junio de este año, ¿qué hemos visto? Hemos visto un país con miedo. Un país inseguro. Un país con tanques en las carreteras con los jóvenes atrincherados pidiendo justicia. Un país donde las universidades estaban cerradas con universitarios también atrincherados pidiendo diálogo al Gobierno. Los colegios cerrados.

Los supermercados con los guardias de seguridad armados para la protección de sus clientes, con marchas pacíficas multitudinarias teñidas de azul y blanco -la bandera del país- en contra del gobierno, atacadas por civiles tapados y con fusiles; con universitarios y manifestantes muertos, con desaparecidos, con heridos, con detenciones aleatorias ilegales. 

Un país donde no podías ir por la calle después del almuerzo sin riesgo a encontrarte camionetas con civiles armados. Un país donde el poco turismo que llegaba ya no llega. Un país donde algunas compañías aéreas han cancelado por seguridad casi todos los vuelos a Managua.

Un país donde ahora la Iglesia es un enemigo, y no lo era, y que se han ofrecido como mediadores de un diálogo nacional con universitarios, campesinos y sociedad civil.

Despidos masivos de médicos de la Seguridad Social por prestar auxilio a los heridos. Despidos masivos de profesores universitarios por apoyar a los alumnos. Un país donde llevar la bandera azul y blanca puede ser motivo de detención.

El gobierno de Daniel Ortega, guerrillero del Frente Sandinista, con bandera roja y negra,  que derrocó a Anastasio Somoza, no quiere adelantar elecciones ni quiere sentarse en la mesa de diálogo. No quiere despojarse del país que ha hecho suyo. 

No acepta la intervención de las organizaciones internacionales de derechos humanos ni de la Organización de Estados Americanos (OEA) ya que lo considera una política de injerencia en la soberanía nacional. Pero para él, el país ya ha retomado la normalidad. Mentira. Hace poco canceló la invitación de la Delegación de la ONU. Tuvieron que salir del país.

Está destruyendo económicamente el país. Los negocios y empresas están cerrando por seguridad. Los desempleados, con esta crisis, pueden llegar a 200.000. Miles y miles de nicaragüenses están dejando sus casas y marchando a Costa Rica, país vecino, por miedo a represalias y en busca de un futuro mejor.

Tengo que agradecer la gestión de la Embajada española por el seguimiento que nos hizo durante nuestra estancia en el país y también el que continúa haciendo a nuestro familiar que, de momento, todavía vive allí.

Esto es lo que está sufriendo el pueblo de Nicaragua desde abril de este año.

Lo que vivimos y lo que hemos vivido.