Contenido de usuario
Este contenido ha sido redactado por un usuario de El Periódico y revisado, antes de publicarse, por la redacción de El Periódico.
Negociar para gobernar: ¿al servicio de quién?
El hemiciclo del Congreso durante el debate de los Presupuestos. /
EFE
¿Negocian o se reparten las prebendas? El secreto y oscurantismo utilizados confirman una cuestión vergonzante que arrastra España desde 1939: la irresistible tendencia de los partidos políticos (único hasta 1976 o en alternancia desde entonces) a confundirse con el Estado mismo, impidiéndonos a los burócratas que lo seamos verdaderamente. No existirán servicios públicos de calidad (policía, justicia, educación, universidades, sanidad, transporte...) sin burocracias políticamente neutras y técnicamente eficientes, como tampoco puede haber un Estado fuerte con partidos políticos empeñados en adueñarse de la estructura estatal para garantizar sus propios intereses, y los de sus financiadores corruptores.
Escribe un 'post' para publicar en la edición impresa y en la web
Están contribuyendo a promover la percepción generalizada de que el servicio público no es tal, y sí un premio político que se otorga a los más fieles colaboradores partidarios, o un pago que se realiza para comprar a los contrarios. Obviando que la administración es de los ciudadanos y que la ponemos a su disposición, para que puedan hacer frente a la tarea encomendada: garantizar el bien general frente al interés egoísta particular.