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Fútbol celestial

Luka Modric posa con el Balón de Oro 2018 recibido en París.

Luka Modric posa con el Balón de Oro 2018 recibido en París. / BENOIT TESSIER (REUTERS)

El fútbol de hoy, cuando está bien orquestado y dirigido, se puede parecer más a un concierto de música sinfónica que a un espectáculo deportivo. 

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Por eso no es de extrañar que le hayan concedido el Balón de Oro a un centrocampista como Modric, que lleva dirigiendo el juego de su equipo desde hace varios años. Cuando el croata toma el mando, todo el equipo funciona a la perfección. Esa es la razón por la que se haya hecho merecedor el trofeo al mejor jugador, distinción que en los últimos diez años siempre había recaído en delanteros goleadores, como Ronaldo o Messi.

El posicionamiento de los jugadores en el campo, las estrategias, las tácticas, los espacios, y sobre todo, el dominio del balón, marcan la diferencia entre unos equipos y otros en el fútbol actual.

Es difícil ver las goleadas de antaño, lo importante es tener la pelota y ganar espacios, acercarse, poco a poco, a la portería contraria, y entrar en ella casi, casi, con el balón pegado a los pies. Para ello, es necesario que jugadores como Modric lleven la batuta. 

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