"Un monstruo llamado tristeza"

La pandemia, según las tendencias informativas, parece que va llegando a su fin, por lo que se abre una nueva etapa, denominada en su día 'nueva normalidad'. Sin embargo, nada va a ser igual. Muchas personas han perdido el trabajo, muchas parejas se han separado y muchas personas dejarán de poder culpar a un fenómeno externo como es o fue la pandemia. Ahora deberán analizarse, tomar cartas en el asunto y buscar soluciones. Y será ahora cuando surja toda la frustración acumulada, con el peligro que eso supone.

Va a ser desconcertarte recibir ánimos a través de frases hechas y escenarios que ya conocemos. Va a ser desconcertarte no encontrar las armas para combatir a un enemigo que no conocemos. Será aún más desconcertarte entender finalmente que el enemigo realmente es uno mismo. Entonces, ¿quién nos ayuda? ¿Quién nos da la fortaleza, las armas, el conocimiento para luchar? ¿A quién nos dirigimos? ¿A quién pedimos ayuda? Silencio, no va a haber respuesta porque seremos nosotros. Nosotros somos quienes lo generamos y nosotros somos quienes lo debemos atajar.

Estamos solos, nos sentimos solos, nuestra única compañía es un monstruo llamado tristeza que nos reclama cada cierto tiempo. Un despiste, un rato a solas, un periodo sin actividad y es ahí donde aparece, nos llama y acudimos. Es en ese momento, cuando estamos perdidos, sin fuerzas, sin ganas, apáticos, porque es poderoso y nos conoce bien, casi mejor que nosotros mismos.

¿Nuestras opciones cuáles son?, nos preguntamos en un arranque de lucidez y con la intención de luchar. Son mínimas, casi inexistentes, pero las pocas posibilidades de triunfo pasan por algo llamado tiempo. No, otra vez frases hechas, no. “El tiempo lo cura todo”, pero ¿podrá con el monstruo? ¿Será lo suficientemente poderoso para hacerlo desaparecer e impedir que nos vuelva a llamar? Yo lo desconozco, sigo agarrado al tiempo que todo lo cura...