"Lo mejor que podemos hacer para continuar siendo amigos en no hablar del 'procés'"

Conozco a Pep desde hace muchos años y, ahora, ambos jubilados, nos vemos a menudo. Lo hacemos porque siempre hemos sido amigos y nos queremos. Cuando salimos juntos, hablamos de todo un poco: de nuestro pasado en la Diputación, de nuestros amigos comunes, de nuestras familias, de la pandemia, de Biden, de EEUU, de Perianes, de Mónica Belucci, etcétera, y siempre estamos de acuerdo en todo. No obstante, cuando sale el ‘procés’ —normalmente después del café— variamos el tono de voz y nos turbamos ligeramente, pero al final, cuando ambos nos damos cuenta de aquel desaguisado dejamos la política y volvemos a Mónica Belucci para calmarnos.

Analizando a posteriori y con calma este tema he llegado a la conclusión de que lo mejor que podemos hacer para continuar siendo amigos —que es exactamente lo que queremos los dos— es no hablar del ‘procés’. La razón es muy sencilla, los datos que sobre Catalunya le doy a Pep (empresas huidas, la globalidad, Europa, déficits económicos, paro, etétera) no hacen más que enemistarme con él. Pep tiene su sueño (la república catalana independiente) insertado en su corazón con mucha fuerza; cree en él por encima de todas las cosas de este mundo. Su fe es tan inconmovible que mis datos y la fuerza de los hechos nunca lo convencerán.