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Me da rabia que mi madre y miles de personas se hayan marchado sin sosiego

Entre todos Madre Alejandro de Gregorio

Entre todos Madre Alejandro de Gregorio

Alejandro de Gregorio-Rocasolano

Hoy al mediodía ha fallecido Nuria Jaumot Tobella, nuestra madre, víctima del coronavirus. Fue buena madre, buena abuela, hermana, bisabuela suegra, prima, tía y amiga. Me gustaría centrarme en una bella semblanza de ella, pero ahora mismo interiorizo una rabia que me lo impide, mañana o pasado escribiré sobre ello: su generosidad, sus enseñanzas y bondad.

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Nuria ha fallecido a los 95 años en una residencia como muchos miles de personas mayores en este país en el último mes. A muchos de ellos no les tocaba marcharse ahora, no ha sido la naturaleza quien lo ha decidido, ha sido la ineficacia de una sociedad que esta vez ha segregado a este colectivo, una sociedad que por evitar el colapso del sistema sanitario no les ha dado el cobijo mínimo que necesitaban además de no prever medidas paralelas inmediatas para protegerlos, decidiendo que dejaban de formar parte de eso que llamamos "Estado de bienestar" y sus servicios.

Me da mucha rabia que mi madre y miles de personas se hayan marchado sin sosiego, sin abrazos, sin besos, sin consuelos, sin notar una mano o ver a sus familiares en el último suspiro. Siento mucha rabia porque muchos de ellos además fueron el motor económico de su época y en la pasada crisis lo volvieron a ser a base de generosidad con todos sus descendientes, ellos han cuidado de sus hijos y luego lo hicieron de sus nietos

Ahora la vida les obsequia con esta injusticia y perversidad. El recuerdo que guardaremos de ellos sera bello, hermoso agradecido por todos los años compartidos, en este caso 95. El recuerdo de sus muertes no pueden ser estadísticas, ni números, ni debe gastarse la energía en señalar culpables, debe ser con el cariño que guardamos de ellos parte del motor que nos haga cambiar de sistema, de prioridades, de modelo de sociedad, se lo debemos.

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