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"Mascarillas higiénicas para políticos y adeptos hiperventilados"

El diputado de Vox, Iván Espinosa de los Monteros.

El diputado de Vox, Iván Espinosa de los Monteros. / EFE

Seguro que ya todos sabemos que las mascarillas quirúrgicas o higiénicas no sirven para no contagiarse, sino para no contagiar: si eres portador del bicho, la mascarilla impide que gotas del virus que pudieras tener circulen y aniden en otro. No impiden respirar, ni hablar, ni cantar, ni hacer pedorretas si fuera necesario, pero taponan la expansión del virus.

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Sería estupendo que se inventaran unas mascarillas higiénicas para políticos y adeptos hiperventilados en general que taponaran los insultos, las mentiras, las descalificaciones infundadas y, en general, todo el ruido antipolítico que contamina la convivencia; una mascarilla higiénica que evitara que otros se contagien y que todos terminemos siendo portadores del bicho.

Claro que alguno y alguna se quedaría sin discurso, apelotonándose en el interior de su mascarilla todos los insultos y las infamias que ocurrentemente habría construido para lucimiento propio y escarnio ajeno. De todas formas y, por si acaso, también habría que inventar tapones para los oídos con filtros FFp2 o FFp3 (que sí evitan el contagio propio) para cuando alguno o alguna se quitara la mascarilla higiénica para ponerse la máscara patriotera ondeando la bandera con su mano derecha y guardando bien su cartera con su otra mano.

Por la misma razón, hay una cierta urgencia de encontrar dos vacunas que nos inmunicen eficazmente: una, para el maldito virus que deteriora nuestra salud física y pone en serio peligro nuestra vida; la otra, para ese otro maldito virus antipolítico que mina nuestra convivencia y pone en serio peligro la paz.

Habrá una nueva normalidad poscovid y habrá que acostumbrarse a esa nueva convivencia posvírica de distanciamiento social, sin besos ni abrazos, y de aforos limitados, pero también necesitaríamos una nueva normalidad política alejada de insultos, mentiras e insidias.

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