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Los niños necesitan aburrirse para ser creativos

Padres y niños, a la entrada de un colegio de Madrid.

Padres y niños, a la entrada de un colegio de Madrid. / J. J. Guillén (EFE)

Hace unas semanas leí un artículo donde se nos daba a conocer un estudio realizado por el grupo de investigación Neuroplasticidad y Aprendizaje, de la Universidad de Granada (UGR), coordinado por Milagros Gallo, en el que se llega a la conclusión de que la sobreestimulación de los niños puede afectar al aprendizaje de estos.

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Según este artículo, los niños necesitan del aburrimiento para fomentar la creatividad, y por lo tanto, se les ofrece unas pautas a los padres para incentivar esa necesidad de crear en los niños.

Pero el problema se nos plantea cuando nos preguntamos: ¿tienen los padres tiempo para preocuparse por la creatividad o la no sobreestimulación de sus hijos? La respuesta debería ser 'sí', pero desafortunadamente esto no coincide con una realidad en la que los padres, a los 4 meses de nacer su hijo, se ven en la obligación de poner su educación en manos de centros educativos, ya que, debido al ritmo frenético que llevamos resulta imposible conciliar la vida familiar y laboral.

Hay gente que tiene la suerte de contar con familiares a los que pedir ayuda, pero quienes no cuentan con esa ventaja, se ven en la necesidad de buscar actividades extraescolares para sus hijos después de clase, no solo porque quieran que sean los mejores en un futuro sino porque no tienen la posibilidad de ocuparse de ellos. Tan simple como eso.

Y por otro lado, es cierto que en algunos casos, cuando los niños llegan a casa, hay muchos padres que prefieren que jueguen a la videoconsola o incluso les dan el móvil, la tableta, etcétera. simplemente para que "no molesten". Y ese "no molesten" implica un "no quiero que mi hijo se aburra porque tendré que ocuparme de él".

Por lo tanto creo que, en primer lugar, hay que luchar por una ley justa de maternidad y paternidad que nos permita criar y educar a nuestros hijos. Por otro lado, antes de tener un hijo deberíamos reflexionar y pararnos a pensar, primero, si es lo que queremos, segundo, si podremos ocuparnos de él, y tercero, si será una 'molestia' para nosotros ocuparnos de su educación, en cuyo caso, y bajo mi punto de vista: mejor no tener hijos.

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