La ley de amnistía y la desmemoria histórica

El 23 de marzo fue rechazada la ley de amnistía en el Congreso de los Diputados, registrada por Esquerra (ERC), Junts per Catalunya, la CUP y el PDECat. La iniciativa de estos partidos, con el apoyo de Podemos, pretendía amnistiar a los políticos independentistas presos y otros huidos de la justicia. La justificación que se ha dado tanto desde el Gobierno de España como de los partidos que no la han apoyado consiste en que la amnistía no está contemplada en la Constitución española vigente. Se trata pues de un argumento jurídico impecable del que no hay nada que objetar, además de las razones políticas que se han de tener en cuenta desde una perspectiva democrática.

Sin embargo, el fondo de la cuestión no es tanto que no esté contemplada en la Constitución, ya que podría incluirse en una futura reforma de la misma, sino en la concepción de la democracia en la que no cabe una ley de amnistía, ya que su concesión está prevista en situaciones de transición de una dictadura a una democracia en contextos específicos con el objetivo de restaurar los derechos políticos de los presos y exiliados, tal como sucedió en España cuando murió el dictador Franco. En tal situación se decretó una amnistía para todos los que habían estado o estaban presos por razones políticas. Este no es el caso de los actuales independentistas presos que no lo son por haber defendido sus ideas políticas sino por sus actuaciones. Pero hay otro argumento moral y es que demandar la amnistía actualmente en el Congreso de los Diputados es una falta de reconocimiento de todos los presos que lucharon contra la dictadura. No puede presentarse como una petición progresista la concesión de una amnistía en este contexto sino como una desmemoria histórica y un agravio a los que fueron torturados y pasaron años de cárcel por defender la democracia de la que ahora se disfruta en España.

Anna Estany, catedrática emérita de filosofía de la ciencia de la UAB y miembro de Federalistas d’Esquerres.