Las ruedas sin aire de una señora y la falta de educación vial

El otro día me proponía a obsequiar a mi auto con un poco de combustible, aunque sea del barato a él le gusta, al menos anda con ello. Frente a mí, una señora forcejea con la manguera de aire y la dirige a la rueda de su auto. Mientras oigo el gorgoteo de la gasolina en mi coche, escucho el sonido silbante del aire escapando de la rueda del suyo. Cuelgo la manguera del combustible y me dirijo a la señora.

-Perdone, pero ¿sabe que en vez de poner aire en la rueda se lo está quitando?

-¿Ah, sí? -me responde.

-Bueno, da igual. La rueda es nueva, la cambiaron ayer.

-Ya, pero, señora, la presión es importante.

-Sí, por eso vengo a esta gasolinera. Conecto la manguera, le doy al botón y cuando suena el pitido ese de ahí es que ya está llena de aire.

-Pero, señora, verá: hay que anotar los kilos de aire que se desea poner en cada rueda, cada coche es diferente y requiere de una presión distinta. ¿Está segura de la presión que le pone?

-Ah, yo no entiendo de coches. Usted porque es muy listo, pero a mí me da igual eso, yo conque escuche el pitido ya me vale. Hoy día las máquinas saben mucho.

En fin, subo al coche, pongo primera y me despido de la mujer sin dejar de meditar en la angustia de haberla dejado así, con una rueda deshinchada y las otras a saber cuántos quilos llevaban. La conclusión a la que quiero llevar esta anécdota es la falta de educación vial a la que estamos sometidos. Esto es grave, y mucho, esto me llena de desesperación.  Debería de haber una legislación al respecto que obligara a prácticas comunes en el mantenimiento, protección y trato del auto. Repito: prácticas. Ahí lo dejo para reflexión de la DGT.