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"Las reuniones con amigos y familiares, el gran peligro"

Varias personas caminan con mascarilla por una calle del centro de Madrid.

Varias personas caminan con mascarilla por una calle del centro de Madrid. / Europa Press

En este país estamos jugando con fuego, y esta vez lo que corre serio peligro es nuestra vida. "No hay más médicos", "No habrá suficientes PC" y "Faltan rastreadores" son algunos de los titulares de periódicos que dan cuenta de lo que en instancias oficiales está ocurriendo y que apuntan a que lo peor de esta pandemia aún está por llegar. A pesar de todo, asisto con un gran desencanto y mayor pesimismo a la actitud de gran parte de la ciudadanía que está desafiando esta realidad, sin el más mínimo respeto hacia el coronavirus y, sobre todo, sin el más mínimo respeto hacia los demás. Estas personas siguen teniendo sus reuniones sociales y familiares habituales sin la protección requerida.

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Muchas veces uno va a esas reuniones por puro compromiso, por el temor a ser rechazado o criticado si no lo hace. Y es que los demás familiares, compañeros o amigos podrían pensar que uno es desconfiado, maleducado, cobarde o simplemente egoísta, cuando el verdadero egoísmo en la presente situación está en ese "vivir el presente" a la que tantos se han lanzado, como si no ocurriera nada e incurriendo en la mayor de las irresponsabilidades.

Se hace ya perentorio empezar a protegernos de verdad y a proteger al otro, tomando las medidas preventivas necesarias en esas reuniones o simplemente aplazándolas. Porque se está viendo que en este momento son la causa más importante de los contagios, y ello me hace sentir vergüenza (ajena), indignación y una profunda preocupación.

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