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Las personas que imponen y los malos días

Manifestación por el diálogo, el pasado 7 de octubre, en Barcelona.

Manifestación por el diálogo, el pasado 7 de octubre, en Barcelona. / REUTERS / ERIC GAILLARD

Martín Martínez Martínez martínmm

Hay personas que empiezan bien, parece que quieren aprender cosas y al mismo tiempo enseñarte algunas. Empiezan bien, pero al final te demuestran que lo que quieren es tener razón, es decir, imponerse.  Empiezan bien escuchándote, pero siempre tienen que decir la última palabra. A menudo con estas personas la interacción resulta poco gratificante. Y la repetición, no es la mejor opción.

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Hay personas que empiezan argumentando. Te hacen disfrutar, porque ves que tus opiniones cuentan. Y te animas replicando. Empiezan bien, pero terminan con una frase que cierra, o con una expresión que te descalifica o con un insulto que te desarma. Ejemplos: bueno, dejemos el tema; eso, no tiene ni pies ni cabeza; pareces un poco machista o no pareces español.

Hay personas con las que empiezas una interacción simétrica, es decir, das y recibes, en un plano de igualdad. Empiezan bien, pero,  acaban dándote consejos, aleccionándote. Recordándote las cosas que hiciste mal o las que aún no has hecho.

Y si un día te las encuentras seguidas: la que se impone, diciendo la  última palabra; la que te descalifica, sin más y la que se siente impulsada a corregirte, entonces, tendrás un mal día. Y si encima te atropella una bicicleta, sabrás lo que es tener un día redondo.

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