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Las enfermeras no queremos ser médicos, sino hacer nuestro trabajo

Albert Cortés Borra

Desde el pasado mes de octubre, cuando se supo que se iba a publicar el Real Decreto que regulaba la denominada "prescripción enfermera", los enfermeros nos sentimos desprotegidos ante la regulación desde el punto de vista negativo de nuestras competencias. Las enfermeras y enfermeros estamos al lado de nuestros pacientes las 24 horas del día y los 365 días del año, y somos conocedores del estado de salud de  los mismos, ya sea en hospitales y centros de atención primaria, y más aún en servicios de urgencias, donde puede no disponerse de médico.

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Además, las enfermeras por formación y por capacitación somos competentes para llevar a cabo ciertas atribuciones que, a raíz de la publicación de este Real Decreto nos han sido negadas: la negación a poder tener la capacidad de prescribir. Esto es "la capacidad de seleccionar e  indicar medicamentos y productos sanitarios, en beneficio y  satisfacción de las necesidades de salud del usuario y la población  durante la administración de los cuidados, bajo criterios de buena  práctica clínica y juicio clínico enfermero, que les son otorgados por  sus competencias".

Las enfermeras no queremos ser médicos, queremos únicamente poder hacer lo que llevamos haciendo día tras día, pero con  una legislación que nos lo permita y que no convierta nuestras actividades en presuntos delitos. Las enfermeras no queremos invadir ninguna competencia profesional sino poder indicar y utilizar ciertos  medicamentos y productos sanitarios de forma autónoma y, por supuesto, responsable, con criterio profesional. No en vano, en nuestro curriculum académico se nos forma en la asignatura de Farmacología en el mismo número de créditos que otros profesionales que sí pueden prescribir.

La enfermería debe dar un paso adelante, buscando el  máximo número de apoyos tanto dentro de nuestra profesión, como entre la clase política, y sobretodo, en la sociedad en general, que es la destinataria de nuestros cuidados, para que este Real Decreto sea modificado para conseguir una mejor atención sanitaria, y con ello, a  pesar de las voces discordantes, nuestros pacientes saldrían beneficiados. 

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