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Las contrataciones en el sector público, de chiste

Colas para pasar el control de seguridad en la T1 del aeropuerto de El Prat, el pasado jueves.

Colas para pasar el control de seguridad en la T1 del aeropuerto de El Prat, el pasado jueves. / DANNY CAMINAL

¿No saben aquel chiste que dice que el Ayuntamiento de Lepe saca a concurso un contrato de mantenimiento para pintar las diferentes dependencias y se presentan tres empresas: un pintor local autónomo, una empresa francesa y una multinacional? El pintor entrega un presupuesto de 3.000 euros, la empresa francesa uno de 6.000 euros y la multinacional uno de 9.000 euros. El alcalde se entrevista con los tres para decidir la adjudicación, y al llegar al representante de la multinacional, le pregunta: "¿Cómo es posible que su precio sea tan alto?" y este le contesta: "Muy sencillo, señor alcalde: 3.000 euros para usted, 3.000 para mí y 3.000 para el pintor, para que haga el trabajo".

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Este chiste pierde la gracia cuando se convierte en una realidad, sobre todo en el sector público de nuestro país. Sin ir más lejos, es lo que está sucediendo en la gestión de algunos de los servicios del aeropuerto de El Prat de Barcelona.

Aena solicita el servicio de limpieza a la compañía Eulen y le paga a 10 euros la hora por ese servicio. Eulen, a su vez, pide esos servicios a una de las ETT que ahora tanto proliferan en España y le paga a 8 euros la hora, y la ETT envía a una trabajadora con un contrato precario a tiempo parcial y le paga un salario de 5 euros la hora. El final de todo este recorrido indecente es que la trabajadora tiene un sueldo de miseria que no le permite llegar a final de mes y que la calidad del servicio para los usuarios se resiente.

Un sistema perverso, desgraciadamente cada vez más habitual en España, y lo que es peor, con el consentimiento del Gobierno de turno y las miradas hacia otro lado de Mariano Rajoy. Recordemos que Aena es una sociedad que está compuesta por un 49% de capital privado y un 51% del Estado.

Que salga alguien serio y nos explique quién está detrás de toda esta cadena inmoral y despreciable, y qué intereses ocultos existen para mantener este método de contratación, en el que se incumplen sistemáticamente los derechos de los trabajadores y cuyos únicos beneficiados son los mismos de siempre.

Por cierto, ¿puede ser que detrás de todo este lío en el aeropuerto de El Prat haya algún interés en desprestigiar a Catalunya? Lo digo por aquello del referéndum catalán.

Que se dejen de comisiones, reuniones y declaraciones estúpidas y que resuelvan de una vez el problema de fondo, ya que no se trata de de física cuántica, es un tema tan sencillo como sumar y restar, y sobre todo, una cuestión de decencia.

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