La 'solidaridad de postal' no sirve para frenar el coronavirus

Si echamos un vistazo a las redes sociales tendremos un reflejo de lo que nos pasa con el repunte del covid-19. Hay personas que priorizan el 'selfie' a su seguridad; los botellones, a sus mayores; quedar indiscriminadamente en el parque, a ser solidario.

Nos pasa lo que nos pasa porque somos como somos, no nos engañemos. Este virus lo frenaría la solidaridad, pero seamos realistas: no lo somos, aunque se nos llene la boca con esta palabra. Cuando nos han 'soltado' de la cuarentena hemos salido en manada a correr, a las discotecas, a los gimnasios y a buscar sitio en la playa y hacer la foto del #qué_guapo_soy_y_qué_tipo_tengo, sin mascarilla, claro está.

Yo mismo, con conocimientos de virología, sin llegar a ser un 'balconazi' (como algunos han bautizado a la gente que increpa a los que no cumplen medidas), he reenviado tuits de enfermeras denunciando la situación o artículos con información de interés a grupos de Whatsapp, con ánimo de hacer pensar a las personas y que cuiden los hábitos sociales, por el bien de todos, provocando algún que otro bloqueo en redes sociales.

De palabra todos somos los más cuidadosos y solidarios, pero lo que sucede en realidad lo denomino 'solidaridad de postal', de esa que sale en la foto, pero que no existe, al más puro estilo de las apariencias de felicidad de las redes sociales. No soy de dar consejos, tan solo alguien a quien le crea incertidumbre las consecuencias a nivel neurológico a largo plazo del coronavirus, como se está viendo en los estudios realizados por investigadores del University College de Londres. Pero está claro que el 'narcisismo selfiano' prima sobre cualquier virus, al nivel de los antivacunas más 'hooligans'.

Como me dijo una amiga recientemente, cuando empiezo a tener un poco de confianza en la humanidad, veo estas cosas y se me pasa.