"¿Es capaz de sentir la soledad de muchos de sus compatriotas, presidente Maduro?"

Presidente Maduro, no sé cómo dirigirme a usted con el honor y respeto que merece la presidencia de un país como el suyo. No he estado nunca en Venezuela. Conozco a una compatriota suya, una persona buena que abandonó su país con el deseo de progresar y ayudar a su familia. Por cierto, estuvo combatiendo el covid en una residencia, ayudándonos como cuidadora, aquí en España.

Mi intención con esta carta es la de trasladarle a usted, y que personalmente la sienta, toda la tristeza, toda la nostalgia, toda la locura de verse perdido en un país que no es el tuyo. De no poder ver a su familia, contemplar sus paisajes y oler sus aromas. Evoque la sensación de verse solo, sentado en un banco un domingo por la tarde. ¿Lo siente, señor presidente?

En el nombre de Dios, sienta esa soledad. No puede haber más de cuatro millones de exiliados, fuera de su maravilloso país. Ese no es el futuro que Bolívar deseaba para ustedes. Quizá sea hora de que vuelva usted al digno trabajo de conducir autobuses y deje paso a quien sepa más que usted y que yo. La política económica de su país es un desastre.

Me despido con todo mi respeto. Deseando lo mejor para su país y sus compatriotas.