Contenido de usuario Este contenido ha sido redactado por un usuario de El Periódico y revisado, antes de publicarse, por la redacción de El Periódico.

La Rambla es una buena novela

Gente con mascarilla pasea por la Rambla de Barcelona.

Gente con mascarilla pasea por la Rambla de Barcelona. / FERRAN NADEU

JORDI QUEROL

Durante la edad media y algunos siglos después, cuando los barceloneses estaban confinados dentro de sus murallas por orden superior, la Rambla era un gran bulevar. Significaba aire y verdor y, durante los días festivos, los ciudadanos -su gran mayoría residentes en calles insalubres y estrechas- disfrutaban alegres de su amplitud.

Era el centro de la ciudad, un lugar de evasión y de esperanza. Después, cuando llegó el permiso de derribar las murallas y la ciudad creció con calles amplias, sus habitantes continuaban visitándola porque, como dice Claudio Magris, los lugares pasan a ser etapas y a la vez moradas del camino de la vida.

Mucho más tarde, cuando Barcelona ya es multicéntrica, la Rambla va perdiendo protagonismo urbano pero le queda algo intransferible: es el camino ideal para buscar el mar. La Rambla es una buena novela, tiene un principio y un fin; por eso, y para que perdure, la tenemos que 'encuadernar' de nuevo como hacen los buenos coleccionistas con sus libros.

Participaciones de loslectores

Másdebates