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"La ley Celaá no incorpora imprescindibles avances e innovaciones pedagógicas"

Isabel Celaá, ministra de Educación y Formación Profesional.

Isabel Celaá, ministra de Educación y Formación Profesional. / DAVID CASTRO

La Lomloe, aprobada por tan solo un voto más de los requeridos para superar el trámite del Congreso de Diputados, no es precisamente una oda a la libertad educativa; ni fomenta el libre pensamiento, la opinión, la expresión; ni forja al ser humano en el deseable discernimiento crítico, sino que es un texto que arrambla la cultura del esfuerzo con la "devaluación continuada", que desprecia el mérito, que embrida la excelencia, que propicia la vagancia y elimina el derecho de las familias a elegir el modelo de enseñanza para sus hijos.

Es una ley trufada de sectarismo ideologizado. Se arrincona el estudio de la historia y de la religión para entronizar la denominada "memoria democrática" sazonada de perspectiva de género. Es una ley con gruesas trazas de inconstitucionalidad que no incorpora imprescindibles avances e innovaciones pedagógicas ni responde a las recomendaciones del Consejo y la Comisión Europea. Es una ley intervencionista que no nace del pacto ni del amplio consenso, sino que fragmenta y divide a la sociedad; una ley que lamina el castellano como lengua vehicular que constituye el primer factor integral de cohesión social y una ley que genera profundo malestar y descontento en la comunidad educativa.

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