La influencia limitada del efecto Zidane

Florentino ha debido pensar que trayendo a Zidane ha resuelto todos sus problemas, pero lo que ha hecho es, sencillamente, echar tierra encima de una situación que no se resuelve con un nombre, por mucho que este sea el de Zidane, un magnífico entrenador, que lo ganó todo con el Madrid, como jugador y como técnico, pero que no tiene la pócima milagrosa para enderezar la situación de un equipo que se encuentra a la deriva.

Qué duda cabe que las consecuencias del efecto Zidane van a ser beneficiosas para contentar a una afición que está muy necesitada de un revulsivo, después de los varapalos que se ha llevado últimamente, en especial su eliminación en octavos de la Champions, pero llega en un momento complicado y lo va a tener muy difícil para enderezar el rumbo del un equipo que requiere una renovación en todas sus líneas.

El Madrid ya ha pasado anteriormente por varias crisis y las ha podido superar, pero esta vez se encuentra en un bache más profundo, por lo que no parece que la solución más acertada sea tomar medidas a corto plazo, si no plantear una estrategia a medio y largo plazo con unos objetivos razonables y factibles.

Y si dentro de esa estrategia encaja Zidane, entonces sí que tendría sentido su contratación, pues, de lo contrario, tanto él como su presidente saldrían perdiendo, y consecuentemente, también la afición.