La función social del trabajo: Los pobres no son culpables de la pobreza

Hace 12 años concedieron el Premio Nobel de la Paz a Mohamed Yunus por su política de microcréditos a personas desfavorecidas con el objetivo de poder trabajar, y en una entrevista que le hicieron en España dijo que los pobres no son culpables de la pobreza.

Este asunto viene a colación de que estos días se ha publicado que 18 millones trabajadores en nuestro país se han empobrecido porque la inflación ha subido más que los salarios, especialmente en hostelería, y que estas desigualdades se ven aumentadas por las existentes entre las comunidades autónomas y sus distintas estructuras productivas. Y todo sin contar los 3,5 millones de desempleados y la subida pírrica en las pensiones a jubilados. El tiro de gracia es la inflación incontrolada en los alquileres, que en ciudades como Barcelona puede suponer la cuantía de una nómina de un trabajador común. 

El año pasado contaba en una conferencia el economista Juan Torres, que la función del trabajo no es solamente económica, sino también social, y con ello se puede concluir que cuando se pierde esta perspectiva nos encontramos con la reflexión de Yunus, que los pobres no son culpables de la pobreza. No se puede ganar dinero a toda costa, ni todo puede convertirse en activos financieros. Con salarios por debajo de los 1.000 euros y pisos en Barcelona que superan tranquilamente los trescientos mil o hasta el medio millón de euros, así la vida no es posible para la mucha gente.